La década de los 90’s en Argentina se caracterizo por dos cosas, por un lado la corrupción política y empresarial con una impunidad casi asegurada, por otro lado, por programas televisivos de chimentos cargados de peleas mediáticas y desinformación, que inflaban los números de rating aún cuando se trataban cuestiones legales con la banalidad de una telenovela de mala calidad. Por estos programas desfilaban testigos, denunciantes, abogados y toda clase de personajes qué, de forma muy superficial y descontextualizada analizaban casos de gran magnitud en la escena nacional, funcionando como un juzgado para la opinión social.

En plena expansión de la puja mediática por el escandalo de la semana, es que estalla el Caso Coppola (originalmente llamado Operación Cielorraso) en la que se acusó a Guillermo Coppola, por entonces representante de Diego Armando Maradona, de formar parte de una red dedicada al narcotráfico. Esta causa luego de pasar por una veintena de jueces fue declarada nula y se supo que fue armada por el juez y miembros de la policía federal quienes plantaron droga en un jarrón de la casa de Coppola, pero antes de llegar a declararse nula, apareció un grupo de testigos bautizado como “las chicas de Coppola”. Este grupo protagonizó toda clase de peleas y enfrentamientos en los programas de Mauro Viale, Chiche Gelblung, entre otros y por supuesto, disparó los índices de rating.

Las mal llamadas chicas de Coppola eran Samantha Farjat, a quien Machito Ponce, le dedico una canción, Julieta Lavalle y Natalia Denegri, a quien detuvieron en Dolores luego de “plantarle” cocaína en su domicilio. Según la declaración de Denegri la sacaban de Dolores y la llevaban bajo extorsión conjunta del juez Bernasconi, miembros de la policía y productores de TV a generar un show fundado en mentiras, bajo amenaza de que si no decía lo que le indicaban, iban a inventar algo sobre ella, que otra de las “chicas” iba a decir.

“Siendo menor de edad, el juez Hernán Bernasconi —junto a policías corruptos y dos chicas— me implantó droga en mi casa, me detuvo ilegalmente con 19 años cuando la mayoría de edad era a los 21, me amenazó para salir en los medios cuando me sacaron del calabozo para ir a los programas de televisión a hacer un show mediático… Yo no tenía nada que ver con nada.” dijo Natalia Denegri a Pagina12.

Hoy en día Natalia está muy alejada de los escándalos, aunque sigue ligada a la televisión. Vive en Miami desde 2005, ejerciendo como presentadora y productora reconocida de televisión , donde desde hace años conduce un ciclo solidario y produce documentales y películas de temática humanitaria. Goza de una carrera exitosa con la que obtuvo 22 premios Emmy, pero aún lucha contra el fantasma de los 90’s y es por eso que se encuentra en pleno juicio contra Google para que su nombre en las búsquedas se deje de relacionar con el Caso Coppola.

Si bien la justicia ya le dio la razón en dos instancias, la última en agosto de 2019, Google apeló la sentencia y el caso llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Habrá dos audiencias, hoy y mañana, en las que se debatirá, no solo el reclamo de Denegri, sino también, El Derecho al Olvido, un concepto relacionado con el habeas data y la protección de datos personales, el derecho al honor, intimidad e imagen, así cómo el derecho de los secretos. El derecho al olvido ya tiene vigencia en Europa, pero aun no ha sido aprobado en Argentina, donde entre hoy y mañana será debatido, en lo que podría tratarse de un caso que siente las bases para la protección de datos personales de toda la ciudadanía. 

En caso de obtener un resultado favorable para Denegri, Google deberá desvincular el nombre de Natalia Denegri de las búsquedas del Caso Coppola y de 21 artículos publicados en los diarios Clarín y La Nación, y de 11 videos de YouTube.